domingo, 23 de junio de 2013

¡Pam reacciona!

Anoche, ahorita mejor dicho, iba por el Malecón en un carro blanco con mi papá (con quien  no me hablaba desde hace tiempo). Él iba en el asiento del conductor y yo a su lado en el del pasajero delantero. No era ni su jeepeta actual ni su carro anterior, era simplemente un carro blanco, redondo, tipo Toyota Corolla o Chevrolet (no me fijé bien), más o menos así como el de mami o el de tía Edith o tía Arelis. ¿De dónde lo sacó? No sé, pregúntenselo a él.

Lo extraño es que la íbamos pasando bien, charlando él y yo, acerca de la vida y la gente, lugares en que habíamos estado y esas cosas. Tal como cuando hablábamos antes, cuando era niña y estaba ciega y pendeja, cuando éramos amigos y pasábamos buenos ratos, así.

Veníamos de camino a casa por el malecón. No sé qué pasó, no sé de qué me perdí, pero de pronto papi dobló por la calle que está entre Aduanas y el monumento a Fray Antón de Montesinos y antes de que pudiera voltear a preguntarle por qué había cambiado la ruta vi una nube de humo blanco frente a mí.

Me estaba ahogado. Estaba tosiendo, estaba débil. Me di cuenta de que ese humo salía del carro y que muy pronto iba a explotar. No veía a papi, no veía nada. Traté de salir pero no me podía mover, mis brazos, quería levantarlos para abrir la puerta, pero no respondían.

Entonces me acordé de Sasuke cuando en pleno examen chunnin se quedó inmóvil y se clavó una kunai en la rodilla para que su cuerpo respondiera, aún fuera al dolor y así pudo escapar. Pensé que eso debía hacer. Traté, lo intenté, pero mis brazos y piernas no se movían.

Estaba mareada ya, había respirado mucho humo. No sabía qué hacer, traté de llamar a papi pero ya ni voz me salía. Estaba asustada, solo pensaba “¡no quiero morir!, ¡no quiero morir!”. Traté de mantenerme consciente pero ya mis ojos se cerraban, estaba casi desmayada, sola, asustada y el carro en cualquier segundo iba a explotar. Yo solo pensaba “Dios mío no quiero morir” pero mis fuerzas se acababan, ya había resistido demasiado, ya no podía más, mis ojos se cerraba, se cerraron…

Y ¡Puff! Desperté. Todo fue un sueño. Volví a la vida justo en el momento en el que en mi sueño morí. Y no sé, fue tan real, estuve en mi propia muerte.

Este sueño… ¿Qué significará? ¿Qué querrá decirme el subconsciente? ¿Será que debo perdonar a papi y dejarlo se cuernero, violento y abusivo y permanecer mansa y pendeja otra vez? ¡Jajajajajajajajajajaja! No, mejor no. O quizás… ¿será un aviso de que debo cuidarme, de que mi muerte se acerca? Después de todo él se desapareció, me dejó sola, no pudo salvarme.

He quedado muy intrigada. ¿Y si en verdad hubiese muerto?


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